En un partido que prometía ser otra celebración del Liverpool, el equipo campeón de la Premier dejó escapar una ventaja de dos goles, y ahí fue donde Mikel Merino decidió poner su nombre en la historia. Con su tanto, logró equilibrar el marcador a dos y aunque terminó con un sabor amargo tras ser expulsado a diez minutos del final, su esfuerzo no pasó desapercibido.
Un duelo que cambió de cara
El Liverpool llegó a este encuentro con la moral por las nubes. Tras sellar el título semanas atrás, cada partido era una fiesta para ellos. Sin embargo, ante el Arsenal, se confiaron demasiado. La primera parte fue un monólogo ‘red’, donde Luis Díaz tuvo la primera oportunidad clara que obligó a David Raya a lucirse bajo palos. Fue cuestión de minutos para que Cody Gakpo abriera la lata gracias a un centro preciso de Andy Robertson.
Poco después, Luis Díaz marcaba a puerta vacía tras una brillante asistencia de Dominik Szoboszlai. Eran los mejores momentos del Liverpool, dominando el juego como sólo ellos saben hacerlo.
Pero todo cambió en la segunda mitad. Cuando parecía que el Liverpool tenía todo bajo control, los ‘gunners’ despertaron. Gabriel Martinelli aprovechó un centro para marcar con un cabezazo que hizo temblar Anfield y recortó distancias. El ambiente ya no era el mismo; algo estaba cambiando.
Y así llegó el 2-2: Mikel Merino se convirtió en el héroe del Arsenal al recoger un rebote tras un potente tiro de Martin Odegaard que impactó en el poste. La afición visitante estalló de alegría mientras Merino celebraba como si hubiera ganado la Champions.
Sin embargo, no todo fue color de rosa para él; en un intento desesperado por recuperar balón, recibió su segunda tarjeta amarilla y tuvo que abandonar el campo antes del pitido final. A partir de ahí, aunque el Liverpool intentó reaccionar y buscar la victoria desesperadamente -con Curtis Jones cerca de marcar-, lo cierto es que les costó hacer frente al resurgimiento del Arsenal.
Aunque ambos equipos tenían sus objetivos cumplidos –el Liverpool disfrutando su éxito y el Arsenal luchando por asegurar su subcampeonato ante un Newcastle acechante– este encuentro nos recordó lo impredecible que puede ser el fútbol.