En el reciente GP de Francia, la emoción no solo vino de las motos. Marc Márquez, ese piloto que siempre nos deja con la boca abierta, se aventuró en una carrera muy especial… ¡de bicis! Todo comenzó como un calentamiento divertido antes de la gran cita. Los organizadores decidieron mezclar el motociclismo con el ciclismo y convocaron a la leyenda Mark Cavendish para darle un toque de adrenalina.
Un espectáculo sobre ruedas
Cada equipo de MotoGP eligió a uno de sus pilotos y lo emparejó con miembros del equipo. Así, vimos a nombres conocidos como Maverick Viñales, Álex Rins y Joan Mir pedaleando juntos en una contrarreloj. En esta peculiar competición, Viñales se llevó el oro por milésimas, dejando a Márquez en segundo lugar y con ganas de más.
Pero eso no fue todo. Más tarde, los once pilotos fueron dejados a su aire bajo la mirada divertida de Cavendish. “No era una carrera”, bromeó uno al final. Sin embargo, entre risas y picardía, nuestro querido Márquez casi se va al suelo durante un sprint que desató su espíritu competitivo. La verdad es que verles competir así nos recuerda que detrás del casco hay humanos como nosotros: llenos de pasión y ganas.
A medida que Cavendish les animaba a darlo todo antes de cruzar la línea final, algunos dejaron claro que esto era pura diversión… hasta que llegó el momento crucial. Con Márquez lanzándose hacia adelante casi pierde el control en la última curva; solo él sabe cómo salió ileso mientras todos reían ante su hazaña audaz.
Al final del día, Marc se echó unas risas con sus compañeros mientras compartía anécdotas sobre lo rápido que iba en bicicleta: “Me han puesto neumáticos nuevos”, decía entre risas. “¡No conté con lo resbaladizo!” Al final cruzó primero la meta; sí, quizás no fue una competencia oficial pero eso no le restó emoción ni diversión al evento.