La emoción del Gran Premio de Francia de MotoGP en el circuito ‘Bugatti’ de Le Mans se transformó rápidamente en preocupación cuando nuestro querido Joan Mir, el talentoso mallorquín, sufrió una dura caída en los primeros giros. Afortunadamente, las medidas de seguridad fueron rápidas y efectivas, y tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario cercano para un chequeo más exhaustivo. En ese momento, la afición no podía hacer otra cosa que contener la respiración.
Una victoria histórica y un momento amargo
Por otro lado, el francés Johann Zarco (Honda RC 213 V) hizo historia al conseguir su segunda victoria en MotoGP después de 17 años luchando por el campeonato. Fue un momento increíble, especialmente porque sus padres estaban allí para vivirlo. ¡Imagínate! La primera victoria de un piloto francés en su país en la categoría reina no es algo que se vea todos los días. Con esta victoria, rompió la racha aplastante de Ducati que había dominado durante 22 carreras consecutivas.
A pesar del triunfo de Zarco y el entusiasmo desbordante entre los más de 311.000 aficionados presentes durante el fin de semana, todos teníamos a Joan Mir en mente. Era impresionante verlo volar durante el ‘warm up’ matutino bajo la lluvia; sin embargo, esa alegría se tornó amarga cuando su carrera terminó demasiado pronto tras caer en el mismo punto donde también se desplomó Pecco Bagnaia.
Así es este deporte: impredecible y lleno de emociones fuertes. Mientras celebramos victorias históricas como la de Zarco, no olvidamos a nuestros pilotos que pelean cada día por estar allí.