Después de tres partidos en los que el Real Mallorca se quedó a cero y con las ilusiones europeas un poco tambaleadas, este sábado fue el día en que todo cambió. En un partido contra el Valladolid, que ya tenía el descenso marcado como un hecho, los bermellones no solo volvieron a marcar dos goles (2-1), sino que también regresaron a la lucha por esos codiciados puestos europeos. Aunque, eso sí, lo hicieron sufriendo más de lo necesario.
Un partido lleno de emociones
El duelo comenzó con un jarro de agua fría cuando el Valladolid se adelantó en el marcador. Desde la grada de Son Moix, comenzaron a escucharse pitos hacia los locales; un reflejo del mal momento por el que estaban pasando. En medio del caos, Jagoba Arrasate, con una expresión entre desesperación y esperanza, gritaba al equipo: «¡Vamos host**!», mientras Greif salía fuera del área para jugar con los pies y dar una bronca monumental a sus compañeros después de salvar varias jugadas peligrosas del rival.
Poco a poco y tras muchos nervios, el Mallorca empezó a mostrar otra actitud. La conexión entre los jugadores mejoró y llegó ese ansiado empate gracias a Mascarell. Luego vino la remontada con Darder anotando el segundo gol. Pero no todo sería tan sencillo; justo después, una acción polémica anuló un gol al Valladolid por milímetros. Esa decisión enfurecería aún más al público local y empujaría al equipo hacia adelante.
A pesar del sufrimiento y las dudas que habían generado entre sus aficionados por su conformismo anterior, esta vez se llevaron tres puntos valiosos para preparar su visita al Bernabéu este miércoles. Al final, bien está lo que bien acaba.