En medio de una crisis que parece no tener fin, el conseller de Mobilitat ha salido a dar la cara asegurando que no existe relación alguna entre el reciente accidente del TIB y las condiciones en que trabajan nuestros conductores. Sin embargo, muchos nos preguntamos: ¿de verdad podemos creer eso?
El grito ahogado de los trabajadores
CCOO ha alzado la voz en un contexto donde la masificación turística empieza a hacer mella en nuestra sociedad. “Esto conduce a la precarización y empobrecimiento de nuestros trabajadores”, afirman con razón. No es solo un número; son personas que cada día se enfrentan a condiciones inaceptables mientras intentan llevar un plato de comida a casa.
A lo largo de esta situación, se hace evidente que necesitamos más que promesas vacías. La comunidad está cansada de mirar hacia otro lado cuando lo que realmente importa son las vidas humanas detrás de estos problemas. En definitiva, tenemos que replantearnos qué tipo de movilidad queremos para nuestro futuro, porque lo que está en juego es mucho más profundo que una simple estadística.