Algo no marcha bien en el Mallorca. A medida que avanza la temporada, el equipo de Arrasate se ha convertido en el cuarto con menos puntos de LaLiga durante esta segunda vuelta, acumulando solo 14 puntos. Europa, una meta soñada por muchos, parece más un espejismo que una posibilidad realista para nuestros jugadores.
La imagen del Mallorca es desalentadora; sobre el césped, el equipo da la sensación de estar pidiendo la hora. En su último partido contra el Girona, vimos a unos jugadores apáticos, casi resignados a lo que tienen. Y lo triste es que lo que tienen no es poco. Sin embargo, las expectativas parecen haberse desvanecido como un castillo de naipes.
Ajustes necesarios
El club no ha hecho mucho alboroto acerca de su posible clasificación europea; tal vez prefieren mantener los pies en la tierra ante un panorama tan incierto. Sin embargo, cada jornada nos muestra una realidad cruda: tras una primera mitad prometedora, todo ha cambiado drásticamente y las tensiones se palpan en el ambiente.
Un ejemplo claro fue lo ocurrido con Samu Costa durante un encuentro reciente; hubo un cruce de palabras con Arrasate que dejó claro el clima tenso entre algunos miembros del plantel. El técnico trató de restarle importancia al incidente, mencionando: «A veces tienes discusiones y riñas. Nos hemos dado un abrazo y nada más». Pero esas pequeñas fricciones son reflejo de algo más profundo que falta por resolver.
Los números son contundentes: solo hay tres equipos peores en esta segunda vuelta –Leganés (10), Girona y Las Palmas (10), además del colista Real Valladolid (1)– lo cual pone aún más presión sobre nuestro club querido. A pesar del gran esfuerzo realizado hasta ahora, algo no encaja en este Mallorca y es hora de preguntarnos qué rumbo tomará esta historia.