En el mundo del fútbol, las decisiones pueden cambiar el rumbo de una carrera en un abrir y cerrar de ojos. Eso le ocurrió a Valery Fernández, un joven talento que parecía destinado a brillar y que, tras su llegada al RCD Mallorca, se ha convertido en un jugador prácticamente invisible.
Todo comenzó aquel 31 de agosto, cuando Valery, que había sido uno de los pilares del Girona, decidió hacer las maletas tras recibir la oferta del Mallorca. Con la promesa de más minutos de juego y un futuro brillante, abandonó su hogar futbolístico. Sin embargo, lo que parecía ser una oportunidad dorada se ha transformado en una pesadilla.
Un regreso amargo
La realidad es que Valery apenas ha tenido oportunidades desde su llegada. Con solo 284 minutos jugados en toda la temporada, resulta casi incomprensible cómo un jugador que mostró tanto potencial puede quedar relegado al banquillo. En el último partido contra el Leganés, Jagoba Arrasate optó por no darle ni un minuto, dejando claro que sus planes no incluyen al extremo catalán.
Recordemos aquellos momentos mágicos cuando Valery hizo su debut con los bermellones; todo apuntaba a que sería el revulsivo ideal. Marcó goles decisivos y fue clave para dos victorias consecutivas. Pero ahora, mientras se aproxima el final de la temporada y con solo unos pocos partidos restantes, parece ser solo una sombra de lo que pudo haber sido.
No hay duda de que este chico tiene calidad; lo demostró con creces en sus inicios. Pero aquí estamos nosotros preguntándonos: ¿qué ha pasado? La cláusula del miedo lo mantiene alejado del campo contra su antiguo equipo y parece complicado que logre alcanzar los minutos jugados la temporada pasada con Girona.
A medida que nos adentramos en este desenlace inesperado para Valery y para el Mallorca, todos nos preguntamos si habrá alguna forma de revertir esta situación o si simplemente será otro caso más de talento desperdiciado por malas decisiones deportivas.