Este fin de semana, el aclamado escritor Manuel Vicent recibió el Premio a la Trayectoria en Castellano durante la Fira del Llibre. Un momento que lo llenó de emoción, no solo por el reconocimiento, sino porque representa un vínculo profundo con su gente y su tierra. Con voz temblorosa, comentó cómo ser un valenciano en Madrid y viceversa ha moldeado su obra, cargada de esa esencia mediterránea que tanto ama.
Aunque su mudanza a la capital en los años 60 lo alejó del valenciano como lengua literaria, sus textos siempre llevan ese sonido interno que le caracteriza. Sin embargo, la tragedia reciente que ha golpeado València con la dana ha dejado una huella dolorosa en su corazón. “La dana ha sido una telenovela”, dijo Vicent, refiriéndose a cómo se entrelazan las historias de valentía y cobardía en medio del caos natural que exige respeto.
Un eco del pasado
Mientras hablaba, Vicent evocó recuerdos de otra catástrofe: la riada de 1957. Aquel desastre lo vivió en primera persona y aún guarda libros manchados por el barro de aquel día fatídico. “Entonces sí se aprendió algo”, afirmó, aludiendo a las medidas tomadas posteriormente para proteger a la ciudad. Pero hoy se pregunta si realmente aprenderemos esta vez.
La realidad es que estamos inmersos en una confusión total donde las redes sociales juegan un papel crucial. “Vivimos un apocalipsis de fin de semana”, criticó Vicent mientras observaba cómo la humanidad parece adormecida ante sucesos terribles como los conflictos internacionales. La historia está cambiando frente a nuestros ojos y él nos invita a reflexionar sobre ello; no podemos seguir apartando la vista.
Con cada palabra cargada de pasión y crítica social, Manuel Vicent nos recuerda que detrás de cada tragedia hay vidas humanas, historias que merecen ser contadas y recordadas.