En un partido cargado de emoción y lucha, el Milan logró una victoria valiosa en su visita a Venecia, asegurando su esperanza de alcanzar Europa. Tras un contundente triunfo ante el Inter (0-3), la ilusión se palpaba en el aire, aunque no sin esfuerzo. El héroe del día fue el mexicano Santiago Giménez, quien selló el 0-2 con un gol que llegó en el tiempo añadido, tras un encuentro que se complicó más de lo previsto.
Un camino lleno de obstáculos
El equipo local, sediento de puntos para escapar del descenso, mostró garra y coraje hasta el último segundo. Pero cuando parecía que todo quedaría en empate, ahí estaba Giménez con su magia: una vaselina que no solo fue un golazo, sino también un respiro para él mismo, ya que no marcaba desde hacía meses. Esta victoria representa su tercer tanto en Serie A y cuarto como milanista.
Después de la gran alegría ante el Inter, los hombres de Sergio Conceiçao sabían que debían seguir trabajando duro si quieren mantenerse en la pelea por las competiciones europeas. Aunque la senda hacia la Serie A parece complicada -con cinco puntos de distancia y solo 12 por jugar-, todavía tienen otra vía a considerar: la Copa Italia. La final contra el Bolonia está a la vuelta de la esquina y es crucial para asegurar un puesto en Europa.
A pesar del ambiente tenso por las incertidumbres sobre el futuro del técnico, los jugadores respondieron al reto. Desde los primeros minutos, Christian Pulisic, máximo goleador del equipo con diez tantos esta temporada, llevó a cabo una jugada brillante que abrió el marcador. Un juego colectivo bien ejecutado es lo que necesita este Milan.
Aunque han logrado ser más compactos con una defensa renovada en estas últimas semanas, aún dejan espacios peligrosos al rival. De hecho, antes del descanso hubo momentos críticos cuando Yeboah empató temporalmente para Venecia; afortunadamente para los milanistas, esa acción fue anulada por un fuera de juego milimétrico revisado por VAR.
Con toda la presión sobre sus hombros y Venecia pisándole los talones buscando ese ansiado empate, Giménez apareció nuevamente como salvador. Con su gol final sentenció un partido duro y mantuvo viva la llama europea dentro del vestuario rossonero.