La historia que hoy traemos a la luz nos deja un sabor amargo, un recordatorio de que el machismo aún persiste en nuestra sociedad. En Palma, un hombre de 49 años ha sido arrestado por malos tratos hacia su expareja y por vandalizar su coche de una manera despreciable: pinchándole tres ruedas. La Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) ha hecho su trabajo y ha detenido a este agresor, pero las secuelas quedan.
Todo comenzó el pasado 22 de abril, cuando la Policía Nacional recibió el aviso. La mujer, tras poner fin a una relación tóxica, encontró su vehículo en un estado lamentable: rociado con un líquido corrosivo que había arruinado la pintura y con las ruedas destrozadas. Este no era el primer episodio de violencia; ya había sufrido daños anteriores, como cuando le lanzaron huevos y aceite de motor, e incluso le rompieron el retrovisor. Cada mensaje insistente del agresor parecía un eco aterrador del control que intentaba mantener sobre ella.
Una cadena de amenazas y acoso
No es solo el daño material lo preocupante; es la sensación de miedo constante. La mujer vivía acosada. El hombre se presentaba en su casa amenazando con entrar si no abría la puerta. Su compañera de piso tuvo que intervenir para alejarlo cuando este se tornó más violento. Situaciones así son inaceptables y deben ser visibilizadas.
El valor de esta mujer al romper el silencio merece ser reconocido. Tras la investigación iniciada por los agentes de la UFAM, se logró detener al presunto autor por delitos graves relacionados con malos tratos y daños. Esperamos que este caso sirva para reflexionar sobre cómo muchas mujeres siguen sufriendo situaciones similares en silencio.