Imagínate que vas a pedir ayuda y, en vez de ofrecerte la mano, te dicen que solo te atienden si hablas castellano. Esto es lo que le ocurrió a varios ciudadanos en su intento de comunicarse con la Guàrdia Civil en català. Y la respuesta fue clara: «Si no xerres en castellà, no t’ajudarem». ¿Es esto aceptable? Para muchos, definitivamente no.
Un clamor de indignación
El filòleg Isidor Marí ha alzado la voz, defendiendo que el català es un derecho básico y no un capricho. Él cree firmemente que aquellos guardias civiles que ignoran esta lengua deberían ser sancionados severamente; incluso sostiene que deberían quedar «sense feina ni sou» si continúan desoyendo a los ciudadanos. No se trata solo de palabras vacías, sino de una realidad que afecta a todos nosotros.
Y es que el català es mucho más que una lengua; es parte de nuestra identidad. La historia reciente nos recuerda cómo hemos luchado por mantenerlo vivo, mientras algunos parecen querer tirarlo a la basura, ignorando su importancia en nuestras vidas cotidianas.
No podemos quedarnos callados ante situaciones así. Es hora de unirnos y reclamar nuestro derecho a ser atendidos en nuestra lengua materna, porque todos merecemos ser escuchados y respetados.