En Bruselas, el 23 de abril, la Unión Europea ha hecho eco de su firme demanda por una paz duradera en Ucrania. Lo han dejado claro: lo que se busca es un acuerdo que Kiev considere justo para su pueblo y su territorio. Todo esto surge tras las declaraciones de Estados Unidos, que parece abierto a reconocer Crimea como parte de Rusia, algo que ha encendido alarmas en la comunidad internacional.
Una voz clara desde Bruselas
Los portavoces de la Comisión Europea han subrayado que cualquier plan para alcanzar la paz debe contar con Ucrania y con ellos mismos. “La independencia y la soberanía de Ucrania son esenciales”, afirmaba Arianna Podesta, viceportavoz principal. En un giro inesperado, la reunión programada en Londres para discutir este asunto se ha visto afectada por la ausencia del secretario de Estado estadounidense. Sin embargo, Podesta enfatiza que cada oportunidad cuenta para lograr esa paz justa.
Aunque el escenario donde se realicen las negociaciones pueda parecer menos relevante, lo cierto es que los esfuerzos diplomáticos son clave. La cuestión de Crimea es otro tema candente; mientras algunos plantean reconocerla como parte de Rusia para avanzar en el acuerdo, Bruselas se mantiene firme: “Crimea es parte de Ucrania”, reitera Guillaume Mercier, portavoz de Ampliación.
Desde Kiev han optado por no opinar sobre las informaciones recientes sobre posibles condiciones del presidente Trump para alcanzar un acuerdo con Rusia. No obstante, quedan claros los límites: no entrar en la OTAN o aceptar la soberanía rusa sobre Crimea no forman parte del discurso oficial.
Por último, hay otro punto delicado: las sanciones impuestas a Moscú por su agresión militar. Podesta fue rotunda al afirmar que no hay signos positivos por parte rusa y dejó claro que “la retirada incondicional” de sus fuerzas militares sería esencial antes siquiera de pensar en levantar las sanciones.