La historia reciente del RCD Mallorca ha dejado a muchos aficionados con un sabor agridulce. Tras un empate sin goles ante el Leganés en casa, tras una victoria esperanzadora en Anoeta, me pregunto qué ha pasado por la mente de nuestros jugadores y cuerpo técnico. Me encantaría sentarme con Jagoba Arrasate y preguntarle directamente: ¿por qué decidimos jugar con cinco defensas contra un equipo que lucha por no descender? Si ya sabemos que están en problemas, ¿por qué no ir a por ellos?
El cambio de actitud del equipo
En este partido, el primer tiro a puerta no llegó hasta casi el final, lo que refleja una falta de ambición que nos deja preocupados. Este Mallorca que ahora vemos me recuerda a otro del pasado; aquel valiente y audaz ha dado paso a uno más conservador y temeroso. Es triste ver cómo hemos pasado de ser un equipo ilusionante a uno conformista.
Aún así, hay algo positivo que rescatar: llevamos dos partidos seguidos sin encajar gol, algo que antes era motivo de preocupación. Pero seamos sinceros, prefiero ganar 43 puntos jugando bien que quedarme en los 20 simplemente por sobrevivir. Y si hablamos de empates sin goles… ¿no sería mejor penalizar eso? Quizás así se espabilarían los equipos.
No olvidemos las palabras de aquellos sabios del fútbol: la permanencia pasa por ganar en casa. Pregunten al Alavés o al Celta si esto es cierto… La realidad es que el próximo rival será el Valladolid, y necesitamos mostrar otra cara si queremos seguir soñando con Europa.