Nos encontramos en un momento donde los cambios en nuestro entorno no solo nos afectan, sino que también alteran nuestra salud de formas inesperadas. ¿Quién podría imaginar que los adultos, esos que creíamos inmunes a ciertas dolencias, también podrían desarrollar alergias estacionales? Pues sí, es una realidad que cada vez se hace más visible.
Una problemática en auge
A medida que el clima cambia y la urbanización avanza, nuestros cuerpos responden de maneras sorprendentes. La primavera, esa época del año tan esperada por muchos, se ha convertido en un verdadero campo de batalla para aquellos que antes disfrutaban sin problemas. La polinización masiva y otros factores están haciendo mella en nuestra salud.
Y aquí está el dato: no son solo los niños quienes sufren. Cada vez más adultos se ven obligados a lidiar con estornudos constantes, picazón y ojos llorosos. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué estamos haciendo mal? Es hora de reflexionar sobre nuestras prácticas y cómo influyen en nuestro bienestar.