La situación en la isla francesa de Reunión es alarmante. Desde el comienzo del año, más de 33.000 casos de chikungunya han sido registrados y, lamentablemente, seis vidas se han perdido a causa de esta epidemia. La enfermedad, transmitida por mosquitos, se manifiesta con una fiebre alta que llega de forma repentina y un dolor intenso en las articulaciones. Muchos pacientes enfrentan secuelas incapacitantes que pueden durar mucho tiempo.
Un panorama desolador
El director de la Agencia Regional de Salud, Gérard Cotellon, no se anda con rodeos y advierte que los números que ofrece el Ministerio son una subestimación preocupante; podría haber más de 100.000 contagios. “Los epidemiólogos pronosticaban que alcanzaríamos el pico epidémico para mediados de abril y ya estamos ahí”, declara Lionel Calenge, director general del Hospital Universitario de La Reunión, durante una entrevista este domingo.
Las cifras son escalofriantes: los hospitales están recibiendo entre 30 y 40 pacientes al día, y la ocupación en las camas ha superado ya el 95%. Esta realidad nos toca a todos; no podemos mirar hacia otro lado mientras nuestros vecinos sufren esta crisis sanitaria.