Jaime Roig y su padre, Toni Jaime, se encuentran en las instalaciones del Polígono de Can Valero, donde todo comenzó. En un rincón del pasado, recordamos aquellos días de 1977, cuando los payasos de la tele nos enseñaban a reconocer los colores del semáforo con su famoso grito. Rojo, amarillo y verde; esa era la esencia de una España que empezaba a abrirse al mundo.
Aquel año fue clave para muchos, incluido Andrés Roig, quien comenzaría su viaje en el sector eléctrico como aprendiz en Eléctrica Española. La vida le tenía reservado un giro inesperado tras la muerte de Matías Albertí, el dueño de la compañía. Mientras sus hijos decidieron quedarse con la tienda, Andrés vio una oportunidad. Así nació Electrotecnia Española Roig SA, una empresa familiar que daría sus primeros pasos haciendo instalaciones semafóricas para el Ajuntament de Palma.
Creciendo Juntos: De Padres a Hijos
Con el paso del tiempo, Toni Jaime se unió a su padre en 1991 tras completar sus estudios en Madrid. Aunque le hubiera gustado quedarse más tiempo en la capital, no pudo negarse a la llamada familiar. La colaboración entre ambos fue un éxito; mientras Andrés aportaba su experiencia práctica, Toni traía nuevos conocimientos frescos.
Años después decidieron cambiar el nombre a Roig, obres, serveis i mediambient y diversificar sus servicios hacia áreas como jardinería y mobiliario urbano. Sin embargo, no todo fue fácil; en 2016 enfrentaron acusaciones judiciales complicadas que pusieron a prueba su fortaleza familiar y empresarial. A pesar del sufrimiento vivido durante esos momentos oscuros, lograron salir adelante gracias al apoyo mutuo y finalmente reiniciar su plan estratégico con mayor determinación.
Hoy Urbia Services es líder en ingeniería y mantenimiento con más de 400 proyectos por toda España. Desde el Ministerio de Hacienda hasta aeropuertos canarios; llevan décadas recorriendo este camino juntos y no piensan detenerse aquí.
Toni reflexiona sobre lo vivido: «La verdad siempre sale a flote». Y así es como han continuado creciendo incluso ante adversidades; ahora mirando hacia adelante con nuevas inversiones que prometen expandir aún más su legado familiar.
En esta aventura empresarial también está Jaime, quien desde hace tres años trabaja codo a codo con su padre aprendiendo cada aspecto de esta empresa que es casi parte de ellos mismos.
No hay duda: Urbia sigue siendo mucho más que un negocio; es un símbolo de perseverancia familiar donde los valores se transmiten como legado. Mientras preparan nuevos proyectos e innovaciones para abordar desafíos futuros, disfrutan cada día juntos al ritmo del Atlético de Madrid —un equipo que también les une— porque lo importante aquí es seguir adelante como familia y empresa soñadora.