Barcelona, un lugar donde el fútbol no solo se vive, sino que se siente. Y en esta temporada, la figura de Hansi Flick ha cobrado una importancia monumental. Desde su llegada al banquillo culé, se notó un cambio palpable en la actitud de los jugadores. ¡Adiós a las protestas! El mensaje fue claro: «No quiero que estéis todo el rato discutiendo con los árbitros», les dijo Flick en una charla que marcó un antes y un después.
Éxito sin sanciones
Ahora, a mediados de abril, el Barcelona se encuentra en una situación inmejorable. Ningún jugador ha sido sancionado por acumulación de tarjetas, algo impresionante teniendo en cuenta la historia reciente del equipo. Solo han visto la roja cinco futbolistas, pero todos por acciones dentro del juego, no por protestar. Eso sí que es saber jugar al fútbol.
Los números son claros y contundentes: en Liga, únicamente Gavi y Koundé están apercibidos. Pero Gavi ha aprendido la lección; ahora sabe que cada tarjeta cuenta y está jugando más cauteloso. En Champions ya ni hablar, ya no queda nadie bajo esa amenaza.
Flick lo dejó claro: «Hay que centrarse en lo nuestro». Así es como ha conseguido mantener a sus chicos concentrados y alejados del lío con los árbitros. Con 50 tarjetas amarillas acumuladas, el Barcelona es el equipo menos amonestado de LaLiga y comparte este dudoso honor con el Real Madrid.
A pesar de su propia expulsión por protesta –una roja excesiva para lo que hizo–, Flick sigue demostrando ser un líder nato y sabe cómo gestionar cada momento dentro del campo. Hay algo especial en este Barça; tal vez sea esa mezcla entre disciplina y talento que logra captar la esencia del juego.
Así estamos viendo cómo esta plantilla avanza hacia las semifinales con paso firme. Y aunque aún queda mucho camino por recorrer, lo cierto es que hay algo diferente en el aire: parece que este Barcelona tiene muchas historias por contar.