En el número 25 del camí de Can Pastilla, en el corazón del Coll d’en Rabassa, un simple poste ha cobrado un significado profundo y desgarrador. Se ha transformado en un altar improvisado donde amigos, familiares y vecinos han dejado ramos de flores, velas encendidas y mensajes cargados de emoción en memoria de un joven motorista de tan solo 27 años que perdió la vida trágicamente el pasado domingo 6 de abril.
A lo largo del día, el lugar se ha llenado de personas que llegaron para rendir homenaje al chico. Con lágrimas en los ojos y el corazón hecho pedazos, muchos dejaron frases como «Nunca te olvidaremos» o «Siempre juntos, hermano» escritas en una cartulina que ahora descansa sobre el mismo poste que acabó con sus sueños. Esos simples gestos son los que hablan del amor y la tristeza que deja su partida.
Un accidente inesperado
A las seis de la mañana, cuando la ciudad aún dormía, este joven circulaba junto a dos amigos en moto. En un giro a la izquierda, perdió el control y chocó violentamente contra ese fatídico poste. El impacto fue devastador; salió despedido varios metros y sufrió una parada cardiorrespiratoria. A pesar de los esfuerzos del SAMU-061 que llegó rápidamente al lugar, no pudieron hacer nada por salvarlo.
La comunidad está consternada. Un accidente así deja huellas profundas; nadie debería vivir algo así. La tristeza se siente en cada rincón y cada flor depositada allí habla del vacío que deja este chico entre sus seres queridos. Esos momentos nos recuerdan lo frágil que es la vida y cómo podemos perderlo todo en un instante.