En un momento tenso y lleno de controversia, Steve Kerr, el conocido entrenador de los Golden State Warriors y accionista del Real Mallorca, ha decidido alzar la voz en apoyo a la Universidad de Harvard. Todo esto sucedió tras una victoria de su equipo sobre los Memphis Grizzlies en el ‘play-in’, donde lució con orgullo una camiseta de baloncesto que llevaba el nombre de esta prestigiosa institución. Fue un gesto significativo que resonó en muchos.
Un acto valiente frente a la presión gubernamental
Kerr no se anduvo con rodeos durante la rueda de prensa, expresando su firme creencia en la libertad académica. “Tommy Amaker, el entrenador de Harvard, me regaló esta camiseta y sentí que era un gran día para llevarla. Creo que es crucial que todas nuestras instituciones manejen sus asuntos sin extorsiones del Gobierno”, afirmaba con pasión.
Su crítica a la Administración Trump fue clara: “Es lo más estúpido que he escuchado, pero es lo normal ahora mismo. Así que sí: estoy apoyando a Harvard. Muy bien hecho por levantarse ante el abusón”. Estas palabras revelan no solo su postura personal, sino también un sentimiento compartido por muchos sobre cómo se está manejando la educación superior en tiempos difíciles.
La situación es complicada. La Casa Blanca ha congelado 2.200 millones de dólares en fondos federales para Harvard tras negarse a aceptar exigencias relacionadas con programas sobre diversidad y antisemitismo. A pesar del recorte inminente, Harvard mantiene su posición firme contra las demandas del Gobierno, defendiendo sus libertades universitarias reconocidas desde hace tiempo por la Corte Suprema.
Trump tiene bajo mira a universidades como Harvard y Columbia por permitir protestas el año pasado que él considera antisemitas. Sin embargo, este conflicto plantea una pregunta importante: ¿hasta dónde se debe llegar en nombre de la libertad académica? Mientras tanto, figuras como Kerr continúan alzando sus voces en defensa del conocimiento libre y sin censura.