En un giro sorprendente, la demanda de viajes a Estados Unidos ha comenzado a descender, y no es casualidad. Con el mandato de Trump marcando aún su huella, las agencias de viajes están notando un cambio palpable en las preferencias de los viajeros. ¿Quién quiere arriesgarse a una experiencia incómoda o desagradable? La incertidumbre política y social que rodea al país ha hecho que muchos piensen dos veces antes de hacer las maletas.
Un nuevo panorama turístico
Las voces en las agencias son claras: «La situación actual está generando una preocupación real entre nuestros clientes». Es que con toda esta vorágine, la idea de visitar un país donde los derechos parecen estar en juego no es precisamente atractiva. Y mientras tanto, los destinos europeos se presentan como alternativas mucho más seguras y acogedoras.
No podemos ignorar que este declive puede ser un duro golpe para la economía estadounidense, especialmente cuando el turismo representa una parte vital del pastel económico. Pero aquí estamos nosotros, buscando opciones más sensatas y alineadas con nuestro deseo de disfrutar sin preocupaciones. En definitiva, parece que este nuevo contexto nos invita a replantearnos nuestras prioridades a la hora de viajar.