La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, saludó al gran Mario Vargas Llosa en tiempos difíciles, durante la pandemia. Este escritor hispano-peruano, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2010, no solo dejó una huella imborrable en las letras, sino que también se erigió como un importante referente intelectual en el panorama político actual. Pero, ¿quién era realmente?
Un intelectual controvertido
Laura Arroyo, periodista peruana y voz del matinal informativo «Canal Red», nos ofrece una perspectiva reveladora sobre su figura. Ella señala que en los últimos años de su vida, Vargas Llosa se alineó con lo que ella llama la «ola reaccionaria internacional». En un vídeo que ha desatado encendidos debates en redes sociales tras su muerte, Arroyo subraya que el legado del autor va mucho más allá de sus novelas; incluso apunta a Isabel Díaz Ayuso como uno de los frutos de sus ideas.
Vargas Llosa no dudó en manifestar su apoyo a figuras como Keiko Fujimori en Perú, criticando lo que consideraba «totalitarismos» y defendiendo ideas liberales. A lo largo de su vida política, intentó llegar a la presidencia peruana en 1990 pero fue derrotado por Alberto Fujimori. Desde ese momento se convirtió en voz y cara visible del pensamiento liberal tanto en Latinoamérica como aquí mismo.
Sin embargo, hay quienes ven otro lado menos amable. Como dice @menoscanas: “Mario Vargas Llosa fue el creador de maravillosas historias o el relator de algunas muy necesarias… pero también un representante del clasismo más perverso”. Y es que su influencia traspasó fronteras; desde el ámbito político hasta el cultural, sus opiniones resonaron entre líderes políticos europeos y americanos.
En resumen, mientras algunos celebran su defensa inquebrantable de la libertad y critican los totalitarismos a los que se opuso fervientemente, otros cuestionan cómo sus ideas han servido para alimentar divisiones políticas actuales. Su muerte ha vuelto a poner sobre la mesa este debate tan candente sobre qué representa realmente Mario Vargas Llosa.