El pasado jueves, el río Hudson se tiñó de tragedia cuando un helicóptero que transportaba a una familia española se estrelló. Lo más alarmante es que este aparato no contaba con instrumentos de registro de incidencias. Así es, ni grabadoras ni cámaras; simplemente tirado a la basura cualquier posibilidad de obtener información crucial para entender lo sucedido.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de EEUU está haciendo todo lo posible por esclarecer este desastre. En su última actualización, han confirmado la recuperación de varios restos del helicóptero: desde el fuselaje principal hasta la cabina y las partes del tubo de cola. Pero, ¿qué pasa con el rotor principal y otros elementos clave? Los buceadores del Departamento de Policía de Nueva York siguen buscando entre las aguas, utilizando sonar para identificar los lugares donde podrían encontrarse estos restos.
Análisis a fondo tras la tragedia
A medida que avanzan las investigaciones, los responsables han mantenido reuniones con New York Helicopter Charter Inc., la operadora del vuelo siniestrado. Están revisando registros operativos y analizando la experiencia del piloto. La última inspección importante se realizó el 1 de marzo, pero eso no cambia el hecho de que antes del fatal accidente, el helicóptero había realizado siete recorridos turísticos.
El octavo vuelo fue mortal. Perdimos al exconsejero delegado (CEO) de Siemens en España, Agustín Escobar, junto a su esposa e hijos, además del piloto Sean Johnson. Una tragedia que nos recuerda lo frágil que puede ser la vida y cómo un simple fallo puede llevarnos al abismo.