En las calles de Manacor, una pregunta se repite entre vecinos y curiosos: ¿Qué es eso de la ‘manacorinitat’? Una inquietud que se ha vuelto casi un mantra en esta localidad llena de vida. Pero mientras tanto, el panorama no es del todo alentador. El Govern ha decidido tirar a la basura el proyecto de potabilizadora, dejando a muchos habitantes sin acceso a agua potable. Un tema que clama al cielo y que nos afecta a todos.
Desafíos y esperanzas en Manacor
No todo son malas noticias. La buena nueva es que por fin se han aprobado los primeros presupuestos de la legislatura, un paso adelante para muchos, aunque con el sabor amargo de lo que falta por hacer. Y como si esto fuera poco, MÉS per sa Pobla ha solicitado la comparecencia del director general d’Agricultura por la controvertida venta de participaciones públicas en s’Esplet. ¡Vaya lío!
Por otro lado, dentro del ámbito educativo, la Facultat d’Educació i Filologia Catalana ha tomado una postura firme contra el Plan de segregación lingüística. Algo que refleja cómo este pueblo no está dispuesto a rendirse ante las injusticias.
Aquí estamos, lidiando con problemas serios como los despachos vacíos donde los funcionarios esperan mejoras laborales tras un acuerdo con el Govern. Mientras tanto, los caravanistas se levantan contra nuevas ordenanzas cívicas en Palma; dicen que si no les escuchan, no tendrán más remedio que llevar sus voces hasta los tribunales.
Y así va Manacor, entre retos y esperanzas. Con un futuro incierto pero lleno de determinación para afrontar lo que venga.