Mudarse a otro país es como abrir un libro en blanco, lleno de sorpresas y desafíos. Así le pasó a Mia Findor, una joven argentina que se trasladó a Alemania hace unos meses. Sin red de apoyo y con el corazón latiendo a mil por hora, la realidad se presentó como un gran choque cultural. Ahora, ha decidido compartir algunos consejos para quienes estén considerando dar ese mismo salto.
Lecciones inesperadas
En su última publicación de TikTok, Mia reveló las cinco cosas que desearía haber sabido antes de aterrizar en suelo alemán. La primera sorpresa fue el trato directo: aquí, “nadie dice perdón, gracias o de nada”. Pero no hay que tomárselo a pecho; simplemente es parte del estilo de vida local. Luego están los domingos, esos días tan tranquilos donde parece que todo se detiene: “Cierra todo y no puedes hacer mucho ruido porque si no, llaman a la policía”, advierte con una sonrisa.
Mia, además, quedó asombrada al descubrir que en Alemania puedes beber agua potable directamente de las fuentes; algo impensable en muchas partes del mundo. Y si hablamos de transporte público, resulta mucho más barato que usar Uber gracias a los bonos disponibles para moverte por todo el país.
No obstante, hay más sorpresas bajo la manga: los baños públicos suelen ser de pago. “En muchos restaurantes tienes que pagar entre 50 céntimos y 2 euros para usarlo”, cuenta mientras se ríe nerviosamente al recordar su experiencia inicial.
Sobre el comportamiento social, una curiosidad que encontró fue cómo la gente se queda mirando fijamente sin razón aparente. “Aún no entiendo por qué hacen eso”, confiesa Mia con una mezcla de intriga y diversión. Aunque también nota cómo respetan las reglas al pie de la letra; cuando cruzas la calle –aunque esté roja– la gente espera pacientemente hasta tener luz verde.
Aunado a esto, está el tema del agua con gas: “Si pides un zumo de manzana, lo normal es que te lo sirvan con gas; debes especificar sin gas”, dice entre risas.
Casi dos millones de reproducciones acumulan sus vídeos y los comentarios son variados: “¿De qué Alemania hablas? Aquí todos dicen gracias” o “en Múnich me regañaron por cruzar cuando no venía ni un coche” son solo algunas reacciones destacadas. Con cada palabra compartida por Mia podemos ver cómo cada experiencia puede ser diferente dependiendo del lugar y contexto.