La escena era casi surrealista: una grúa derribando el letrero de Las Vegas, que daba la bienvenida a un lugar donde la realidad y la ficción se entrelazaban. En este rincón de Mallorca, ocho narcotraficantes conocidos por sus apodos –El Vito, El Nano (nieto de La Paca), El Cabrero, El Calé, El Ovito, El Pepino, El Indio y Los Andújar– decidieron tirar la casa por la ventana y gastarse más de 200.000 euros en construir un nuevo poblado. Pero ese sueño efímero ya forma parte del pasado.
A partir de este martes, lo que fue una obra que ocupaba 8.000 metros cuadrados con una pista de hormigón de 90 metros y nuevas casetas para venta ha quedado reducido a polvo. Los investigadores han descubierto que todo fue pagado en negro y los trabajos fueron finalizados en solo diez días. Curiosamente, hay más clanes que casetas nuevas; parece que alguna de ellas fue compartida por varias familias.
Sospechas en el aire
Aunque aún no se sabe con certeza qué empresas suministraron los materiales para esta construcción ilegal, un detalle inquietante llamó la atención de los celadores durante su visita: dos palas excavadoras y varias hormigoneras manuales estaban escondidas en un lateral del poblado. Esto indica que algunos residentes del gueto se habrían puesto manos a la obra con conocimientos de albañilería.
La policía no ha dejado piedra sin mover; siguen investigando para identificar tanto a los operarios como a las empresas implicadas. Han conseguido obtener las matrículas de camiones que entraban y salían mientras las obras estaban en marcha. Sin embargo, cualquier posible sanción parece poco probable; si fueran multados, serían insolventes.
Según fuentes cercanas al caso, el Ayuntamiento de Palma y la policía llevaban tiempo preparando un dispositivo sorpresa que finalmente se ejecutó a primera hora del martes. Está previsto que las máquinas arrasen cinco casetas vinculadas a narcotraficantes donde brillaba aquel letrero luminoso con el nombre Las Vegas. Y así termina otro capítulo oscuro en Son Banya.