Hoy se inicia un capítulo nuevo en la historia de Son Banya, un lugar que ha sido testigo de tantas controversias. La demolición de esa pista de hormigón, que durante años fue símbolo de un pasado oscuro, marca un intento por recuperar el espacio y dar paso a algo mejor. Pero no nos engañemos, esto no es solo una cuestión de derribar paredes; es una lucha por dignificar nuestra comunidad y mirar hacia adelante.
Una Larga Historia
A lo largo del tiempo, hemos visto cómo la situación en Son Banya se ha vuelto insostenible. Las obras ilegales han dejado huella en nuestro entorno y en nuestra forma de vida. Ahora, con esta demolición, muchos sienten que al fin hay esperanza. Sin embargo, hay quienes critican esta acción como insuficiente ante las necesidades reales del barrio.
Las voces se alzan: “No queremos ver más desgracias”, dicen los trabajadores del aeropuerto. Y tienen razón. La seguridad es primordial y debemos actuar antes de que sea demasiado tarde. En medio de todo esto, ¿qué pasa con los mallorquines? Surgen pintadas que gritan ‘¡Illencs fuera! Palma es de los alemanes’, dejando claro el descontento y la tensión entre locales y turistas.
Es tiempo de reflexionar sobre lo que realmente queremos para nuestra isla. No podemos seguir tirando a la basura nuestra identidad por intereses ajenos. La historia está aquí para recordarnos quiénes somos y qué valoramos.