MADRID, 8 Abr. (EUROPA PRESS) – La situación en la Franja de Gaza se ha vuelto insostenible. Desde el 18 de marzo, cuando el Ejército israelí reinició su ofensiva tras romper el alto el fuego que había estado vigente desde enero con Hamás, casi 400.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares nuevamente. Esta cifra, alarmante y desgarradora, representa un 18 por ciento de toda la población palestina en Gaza.
La responsabilidad recae sobre Israel
En una rueda de prensa reciente, Stéphane Dujarric, portavoz de la ONU, lanzó un grito desesperado al señalar que aún no hay medidas eficaces para garantizar la seguridad y supervivencia de los afectados. «Es una responsabilidad que recae sobre Israel como potencia ocupante», subrayó con firmeza.
Además, Dujarric mencionó cómo este domingo las autoridades israelíes emitieron nuevas órdenes de desplazamiento para más de tres kilómetros cuadrados en Deir al Balá. Esto afectará a nueve barrios enteros y nos recuerda lo devastador que es pensar en cientos de familias despojadas del lugar donde construyeron sus vidas.
No podemos olvidar las palabras dolorosas sobre los rehenes bajo el control de Hamás; «deben ser liberados incondicional e inmediatamente». Las denuncias sobre malos tratos son inquietantes y claman por acción inmediata. Todos merecen un trato humano y acceso a visitas del Comité Internacional de la Cruz Roja.