El Gran Premio de Bahréin se acerca y, para Carlos Sainz, este no es solo otro fin de semana en la pista. Es un reto que lo invita a reflexionar sobre su propio crecimiento como piloto. Después de salir de Japón con la sensación agridulce de haber dejado pasar una oportunidad, llega el momento de comparar su rendimiento con el Williams FW47 en un circuito donde ya ha tenido experiencias previas.
Un nuevo comienzo tras la carrera en Suzuka
Aunque Sainz se fue de Japón sintiéndose optimista, las estadísticas eran innegables. Con un 12º puesto marcado por una sanción y con Albon acumulando puntos sin parar, la presión crece. “No podemos cometer fallos tontos en la qualy”, nos decía, consciente de que cada décima cuenta en esta temporada tan igualada.
En Suzuka, mostró destellos de su talento al adelantar a pilotos como Hulkenberg y Doohan, pero sabe que necesita más si quiere estar entre los mejores. “A medida que ganemos experiencia, seré más rápido”, afirma con determinación. Y así es cómo se plantea Bahréin: como un reseteo total después del inicio complicado. Este fin de semana promete ser distinto; el ambiente será diferente al que conoció durante las pruebas invernales donde dominó los tiempos.
Sainz asegura que adaptarse a los entrenamientos diurnos y la clasificación nocturna será clave. “El segundo libre del viernes será crucial”, explica mientras se prepara para pulir detalles en su coche tras las mejoras implementadas desde entonces. Con temperaturas distintas y desafíos variados en el horizonte, todos los ojos estarán puestos en él para ver si puede dar ese paso hacia adelante tan esperado.
Bahréin representa más que solo puntos; es una oportunidad para demostrar que el esfuerzo vale la pena y que su viaje apenas comienza.