El mundo del periodismo ha perdido a una de sus figuras más queridas y respetadas. Pepe Rodríguez, un hombre que dedicó su vida a investigar los rincones más oscuros de las sectas y la religión, falleció el pasado domingo a los 71 años. La Universitat Autònoma de Barcelona, donde impartió clases y formó a numerosas generaciones de comunicadores, anunció su muerte este lunes, dejando un vacío difícil de llenar.
Pepe no solo fue un periodista excepcional; también era un maestro, un guía que iluminaba el camino con su conocimiento. José María Perceval, compañero suyo en la UAB, compartió unas palabras en homenaje: «Su trabajo le hizo ahondar en el estudio de los mecanismos que mueven los deseos y las ilusiones en la mente humana», algo que resonaba profundamente entre quienes lo escuchaban.
Un legado imborrable
La ceremonia para despedirlo tendrá lugar este martes a las 16:30 en el Tanatorio de Ronda de Dalt en Barcelona. Todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo o aprender de él saben que su legado va más allá del periodismo; fue el padre reconocido de una generación brillante de informadores que hoy día están haciendo ruido en distintos medios. Su pasión por la verdad y su incansable búsqueda del conocimiento permanecerán grabadas en nuestra memoria colectiva.