En el Gran Premio de Australia, Carlos Sainz se presentó con una mezcla de nervios y optimismo. Aunque terminó décimo en la clasificación, no podía ocultar su satisfacción al ver a su nuevo Williams en una prometedora quinta posición. «Me he sentido un poco perdido con el coche», confesaba el madrileño tras salir de la Q3, donde enfrentó algunos desafíos con los reglajes, especialmente al usar neumáticos blandos.
Un futuro esperanzador
Sainz reconoció que la falta de experiencia con el nuevo FW47 le jugó una mala pasada. Sin embargo, su tono constructivo era evidente: «Estoy contento por el equipo y por Alex (Albon), que hizo un trabajo fantástico». A pesar de no haber logrado bajar sus tiempos en la Q3 como esperaba, tenía claro que cada carrera sería una oportunidad para mejorar.
«La clasificación ha sido positiva», decía con serenidad a pesar de la salida de pista que pudo costarle caro. La realidad es que este inicio tiene mucho potencial y Carlos lo sabe: «A medida que avance la temporada, me sentiré más cómodo y espero ir subiendo posiciones», añadía, mirando hacia adelante con determinación.