Starship parece estar jugando al escondite con su lanzamiento. Este megacohete de SpaceX, el orgullo de Elon Musk, tenía una cita crucial para despegar el pasado 3 de marzo. Pero cuando contábamos los segundos antes del despegue, la compañía decidió suspenderlo por problemas técnicos. Luego, se reprogramó para el día 5, solo para que volviera a cancelarse. ¿Por qué tanto misterio? Sin ofrecer explicaciones claras, la nueva fecha fijada es este jueves 6 de marzo.
Las expectativas y desafíos de Starship
Parece que estos retrasos no son casualidad. La realidad es que Starship aspira a ser el primer servicio privado en llevarnos a la Luna y Marte. Y tras un séptimo vuelo explosivo que dejó a todos con la boca abierta, SpaceX ahora tiene que cumplir con todos los requisitos impuestos por la Administración Federal de Aviación (FAA) para seguir adelante con sus pruebas.
En cuanto al octavo vuelo, SpaceX planea repetir la misma trayectoria suborbital que en sus misiones anteriores: desplegar cuatro simuladores Starlink, capturar al propulsor Super Heavy con los brazos mecánicos de Mechazilla y encender un motor Raptor mientras flota en el espacio. Para ello, han hecho ajustes importantes; han instalado versiones no estructurales en los costados del cohete para evaluar su rendimiento térmico y añadido más baldosas protectoras para el reingreso. Además, incorporan un ordenador de vuelo más potente y múltiples sensores radar para mejorar la precisión entre Mechazilla y Super Heavy.
No todo son contratiempos: SpaceX ha dado pasos hacia una expansión monumental en Florida con una inversión de 1.800 millones de dólares. Una nueva base está en camino donde se facilitará la producción e integración del cohete estrella. Mientras tanto, los vehículos seguirán siendo transportados desde Texas hasta Florida para formar una flota lista para despegar.