Las Islas Baleares han decidido presentarse en la ITB de Berlín como un destino que se preocupa por la sostenibilidad. Sin embargo, aquí viene lo complicado: ¿realmente han tomado medidas para lograrlo? Mientras tanto, los vecinos y grupos ecologistas están alzando la voz pidiendo al Consell de Mallorca que frene la famosa Mallorca 312, una maratón que no parece tener en cuenta el impacto ambiental.
Un clamor por el cambio
A esta situación se le suma que el Estado ha detectado unos alarmantes 7.000 pisos turísticos ilegales en las islas. Es como si estuviéramos mirando a otro lado mientras nuestras comunidades se ven ahogadas por un monocultivo turístico que arrasa con todo a su paso. Y no solo eso, también hemos tenido noticias del hipódromo de Manacor, donde han decidido cambiar los caballos por perros; una medida llamativa, sin duda. En medio de esto, un incendio espectacular ha devastado el polígono de Son Castelló.
En Menorca, hemos visto casos preocupantes de discriminación lingüística donde algunos se atreven a decir: ‘Yo soy la autoridad y tienes que hablarme en castellano’. En Porreres, el personal de la UBS está protestando porque la conexión a internet es deficiente y ya no pueden más con esta situación.
Y mientras tanto, el Govern insiste en construir más viviendas como solución al problema habitacional. ¿Es esto realmente la respuesta adecuada? La tensión va aumentando y muchas voces cuestionan si este enfoque es sostenible o simplemente una forma de seguir tirando hacia adelante sin mirar las consecuencias.
La realidad es dura y nos toca reflexionar sobre qué tipo de futuro queremos para nuestras islas. Las palabras quedan cortas ante tanta problemática y las acciones son lo único que podrá marcar un verdadero cambio.