Sergi Darder, el talentoso centrocampista de Artà, nos invita a reflexionar sobre su trayectoria en el fútbol y la responsabilidad que siente cada vez que pisa el campo. «No hemos visto al mejor Darder del Espanyol todavía, pero estoy convencido de que llegará», afirma con determinación. A pesar de las críticas y las dudas que han surgido, él sigue adelante, mostrando esa mezcla de elegancia y autocrítica que lo define.
La presión y la pasión en el juego
En una reciente entrevista, Darder confesó cómo ha aprendido a lidiar con la presión. «A veces me siento como un delegado de clase, cargando con la responsabilidad. Me gusta asumir ese rol», dice mientras rememora sus años como capitán en el Espanyol. Aunque admite que ha tenido momentos difíciles, su deseo es siempre aportar al equipo: «Mi motivación es hacer que los demás brillen».
A lo largo de esta temporada, se ha sentido más cómodo en el campo gracias a una mayor libertad otorgada por su entrenador. «Me toca aparecer más; tengo que dar lo mejor de mí», asegura. Sin embargo, no se olvida del trabajo colectivo: «Es fundamental para mantenernos en Primera».
Darder también se muestra crítico con la percepción externa sobre él mismo: “Lo pensé varias veces; a veces no puedo brillar individualmente”. Pero ni la autocrítica ni los altibajos le han hecho rendirse. Y cuando se le pregunta si aún nos queda por ver lo mejor de él, responde con seguridad: «Sí, definitivamente».
Pese a ser considerado un jugador serio dentro del vestuario, muchos no conocen su lado más relajado. Con un tono sincero dice: “Puedo parecer responsable pero también tengo mi toque personal”. ¿Y qué hay de sus ambiciones? El objetivo es claro: pelear por estar entre los diez primeros sin renunciar a nada.
Darder entiende bien cómo funcionan las dinámicas del fútbol y asegura que aunque nunca ha llegado a jugar para equipos grandes como el Barça o la selección española, eso no le quita el sueño. Su camino ha sido diferente pero lleno de aprendizajes. Y así sigue adelante, dispuesto a demostrar que aún queda mucho Sergi por descubrir.