Juanki Municio, un tiktoker que ha conquistado las redes con su carisma y sus entrañables vídeos junto a su abuelo Yoyo, ha compartido recientemente una experiencia que muchos no se atreverían a contar. Después de más de dos años de incertidumbre y desasosiego, finalmente han podido recuperar el piso donde creció su madre. Pero lo que encontraron al volver a abrir la puerta es digno de cualquier relato escalofriante.
Una vivienda convertida en caos
En un par de vídeos que han dejado boquiabiertos a sus más de dos millones de seguidores, Juanki nos lleva a recorrer cada rincón del hogar, mostrando cómo se encuentra después del asedio okupas. Desde puertas destrozadas hasta un baño lleno de moho, todo parece indicar que la casa se había transformado en una especie de academia para okupas. “¡Qué desastre!”, exclama mientras muestra las imágenes impactantes.
Con ese toque desenfadado y divertido que lo caracteriza, el joven asegura que tiene planes grandiosos: quiere reformar el piso para que familiares y amigos puedan disfrutarlo nuevamente, especialmente sus adorados abuelos, “la Tata y el Yoyo”. En su primer vídeo, inspirado por los míticos programas americanos de reformas, pinta un futuro brillante para esa vivienda tan maltratada.
Pero lo mejor viene cuando invita a su primo a explorar la cocina. “Atrévete a abrir la nevera”, le dice entre risas antes de dar paso al horror: una cocina completamente hecha un desastre y un olor insoportable emanando del frigorífico. La reacción es inmediata; los jóvenes retroceden horrorizados mientras uno grita: “¡Dios mío! ¡Qué mal huele!”.
A medida que avanzan por las habitaciones, Juanki y su primo descubren más sorpresas desagradables: cortinas caídas, espejos desaparecidos… El asombro va creciendo con cada paso que dan. “Tenéis trabajo por delante”, comenta el primo entre risas mientras observan los techos dañados.
No obstante, entre tanto caos hay espacio para la camaradería; algunos seguidores incluso se han ofrecido para echarles una mano en esta titánica tarea. Porque al final del día, recuperar lo perdido siempre vale la pena.