Carlos Revenga es un joven de 23 años que ha cruzado el mar desde Mallorca para buscar su lugar en el mundo de la música en Madrid. Con un máster en Music Business bajo el brazo, este cantante y compositor no solo está persiguiendo un sueño, sino que también quiere crear una comunidad y concienciar sobre la salud mental a través de sus letras.
Un alma isleña en la gran ciudad
Aunque se siente adaptado a la vida madrileña, hay algo que siempre le tira de vuelta: «Echo mucho de menos el mar, especialmente siendo del Portitxol». La música siempre ha estado presente en su vida; heredó esa pasión de su madre, quien dedicó 20 años a un coro. Sin embargo, fue alrededor de los 15 años cuando comenzó a componer sus propias canciones.
Sus influencias son variadas y potentes: Kendrick Lamar, Drake y Bad Bunny son solo algunos nombres que enriquecen su estilo musical. Carlos mezcla ritmos tropicales y afrodisíacos con una esencia muy personal, arraigada en sus experiencias vividas. Cada canción surge de manera espontánea; empieza grabando melodías sencillas por WhatsApp y deja fluir las palabras. Como él mismo dice: «La música es terapia».
Desde que llegó a Madrid, ha encontrado nuevas oportunidades para colaborar con otros artistas, algo que considera vital para potenciar su carrera. Aunque reconoce que Mallorca tiene talento a raudales, le falta ese hub donde conectar y crecer juntos. Sin embargo, cada vez que pisa suelo balear se llena de recuerdos e inspiración.
Su sueño es grande: ser un artista reconocido internacionalmente y dejar huella también en el cine. Pero más allá del éxito personal, Carlos anhela ser un referente para aquellos jóvenes que buscan entenderse y expresarse. «Me encantaría abrir puertas para quienes necesitan evasión», sentencia con firmeza.
Carlos también tiene planes para rendir homenaje a su tierra; sueña con hacer una colaboración local e incluso crear un himno al estilo de ‘La Balanguera’, pero movido por ritmos bailables para las fiestas populares. La conexión con Mallorca jamás desaparecerá; por eso trabaja cada día para romper las barreras de la inseguridad. Con cada paso hacia adelante, lleva consigo todo lo aprendido en su isla querida.