El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha ofrecido a Estados Unidos el uso de su megacárcel para recibir a migrantes indocumentados que hayan cometido delitos graves en territorio estadounidense. Esta sorprendente propuesta se enmarca dentro de un acuerdo definido por ambos gobiernos como «sin precedentes». Tras una reunión con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, Bukele se consolidó como un aliado clave de la actual Administración estadounidense.
Detalles del acuerdo
Durante su visita a El Salvador, Rubio reveló que el acuerdo permitirá la deportación de migrantes indocumentados de cualquier nacionalidad, ejemplificando la situación de los miembros de pandillas como Mara Salvatrucha (MS13) y la banda venezolana Tren de Aragua. Además, en un giro notable, Bukele también se ofreció a albergar a presos estadounidenses peligrosos en las cárceles salvadoreñas.
El secretario de Estado destacó la relevancia de este acuerdo, considerándolo superior a cualquier otro que se haya presentado en la historia de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Bukele, por su parte, describió la propuesta como una forma de «subcontratación» del sistema penitenciario, sugiriendo que se cobraría a Estados Unidos una tarifa que ayudaría a mantener la sostenibilidad del sistema penal en El Salvador.
Este acuerdo se considera un punto estratégico en la lucha contra la migración irregular, y busca fortalecer los lazos entre ambos países en el contexto de la política migratoria estadounidense. A través de este pacto, El Salvador podría convertirse en un Tercer País Seguro lo que facilitaría la deportación de migrantes y ayudaría a mitigar el flujo migratorio hacia el norte. En este sentido, Bukele y su administración están alineándose con las visiones del Gobierno de Donald Trump, quien ha elogiado las medidas de seguridad implementadas que han reducido la criminalidad en el país.
La reunión entre Bukele y Rubio se llevó a cabo en un ambiente distendido, en el que el presidente salvadoreño mostró abiertamente su apoyo a las políticas de Trump, a pesar de las críticas que recibió durante el gobierno anterior de Joe Biden. Este acercamiento ha generado una notable sinergia entre ambos líderes, consolidando a Bukele como uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en la región.